En estos días, el presidente estadounidense, Donald Trump, bien
puede estar pensando en una disputa económica anterior entre Washington y una
potencia económica asiática.
En la década de 1980, Japón era el gran mal. Su economía estaba en
auge —era la segunda más grande del mundo—, y muchos en Estados Unidos temían
ser sobrepasados por ella.
Se publicaron artículos que advertían sobre la “’japonización’ de
Estados Unidos” o un “Pearl Harbor económico”, a medida que las empresas
japonesas compraban empresas e íconos estadounidenses. Los legisladores y
comentaristas advertían sobre un creciente déficit comercial entre los dos
países, y se quejaban de que las firmas japonesas robaban propiedad intelectual
de Estados Unidos y sacaban ventaja de acuerdos comerciales injustos.
En una
entrevista en el Morton Downey Jr. Show en 1989, el propio Trump se quejó de
que Japón “ha chupado la sangre de Estados Unidos sistemáticamente, ¡nos ha
chupado la sangre!”.
“Es un gran problema, y es un problema que va a
empeorar”, dijo Trump acerca de la balanza comercial entre Estados Unidos y
Japón. “Y se están riendo de nosotros”.
Sin embargo, para entonces el cambio ya estaba
ocurriendo. Y lejos de superar a Estados Unidos, Japón estaba a punto de
rezagarse.
Guerra
comercial
Después de que el presidente Ronald Reagan asumiera
el cargo en 1981, Estados Unidos comenzó a presionar a Japón para que abriera
su mercado a las compañías estadounidenses y redujera el desequilibrio
comercial entre los países.
Aunque Japón aceptó medidas que incluían un límite
en la cantidad de autos que exportaba a Estados Unidos, el pánico sobre el
poder comercial japonés creció, y los legisladores de ambos lados exigían
acciones.
Al aprobar un proyecto de ley que exigía fuertes represalias
comerciales contra Japón, Robert Packwood, entonces el director republicano del
comité de finanzas del Senado, prometió dar a Tokio “ojo por ojo... eso es todo
lo que entienden”.
Durante una audiencia en el comité de finanzas de 1985, el senador
demócrata Max Baucus dijo que: "Reagan predijo ‘un futuro en el que el
comercio será el rey, el águila se elevaría y Estados Unidos será la nación
comercial más poderosa de la Tierra’. Bueno, puede que el comercio sea el rey.
Y puede que las águilas se estén elevando. Pero no son las águilas
estadounidenses. El desempeño comercial de Estados Unidos nunca ha sido peor”.
Ese año, cinco países —Estados Unidos, Alemania Occidental,
Francia, Reino Unido y Japón— firmaron el Acuerdo Plaza, devaluando el dólar
estadounidense frente al yen japonés (y el marco alemán). Esto fue un beneficio
para Estados Unidos, que condujo a un aumento de las exportaciones y una
reducción de su déficit comercial con muchos países de Europa occidental.
Sin embargo, el Acuerdo Plaza no fue el final de la acción
estadounidense contra Japón. En 1987, Washington impuso aranceles del 100%
sobre las importaciones japonesas por un valor de 300 millones de dólares,
prácticamente bloqueándolas del mercado estadounidense.
Las cosas rápidamente se volvieron amargas para Tokio. A medida
que aumentaba el valor del yen, los productos japoneses se hacían cada vez más
caros, y los países rechazaban a la que había sido una potencia de la
exportación. Los esfuerzos del banco central nipón para mantener bajo el valor
del yen provocaron una burbuja en el precio de las acciones, cuyo colapso ayudó
a que el país entrara en una recesión y a una “década perdida”.
“Las exportaciones y el crecimiento del PIB de Japón se detuvieron
esencialmente en la primera mitad de 1986”, escribieron los economistas Joshua
Felman y Daniel Leigh en un informe para el Fondo Monetario Internacional
(FMI). Llegaron a la conclusión de que, si bien el Acuerdo Plaza no causó la
desaceleración económica de Japón por sí mismo, sí desencadenó una serie de
eventos —mezclados con malas decisiones en Tokio— que condujeron al colapso.
Lecciones competitivas
Algunas de las primeras incursiones de Trump en la política
involucraron alzarse en contra de Japón durante los años 80 y principios de los
90. Durante ese tiempo, comenzó a pedir el uso de los aranceles como arma
comercial.
Aunque no se ha referido a la relación histórica entre Estados
Unidos y Japón durante el reciente conflicto con China, el éxito de Washington
contra Tokio podría influir en su pensamiento sobre cómo manejar a Beijing.
Robert Lighthizer, uno de sus asesores clave en materia de comercio, también
participó en las negociaciones de Japón en los años ochenta.
En 2011, mientras Trump coqueteaba con una candidatura
presidencial, Lighthizer elogió su “escepticismo hacia el dogma puro del libre
comercio”.
“El ícono del conservadurismo moderno, Ronald Reagan, impuso
cuotas sobre el acero importado, protegió a Harley-Davidson de la competencia
japonesa, restringió las importaciones de semiconductores y automóviles, y tomó
innumerables medidas similares para mantener fuerte a la industria
estadounidense”, escribió.
Sin embargo, aunque Lighthizer y Trump pueden extraer lecciones
positivas de la guerra comercial de la década de 1980, Pekín también está
prestando atención, y los líderes de China no tienen la intención de copiar los
errores de Japón.
En una editorial el año pasado, la agencia de noticias estatal
china Xinhua advirtió que “Japón se vio gravemente herido por su respuesta
incorrecta” al Acuerdo Plaza y a la presión comercial estadounidense.
Culpó a Estados Unidos de convertir a Japón en el chivo expiatorio
de los problemas en la economía doméstica, y agregó que “un fuerte sentimiento
proteccionista fue la fuerza impulsora directa detrás del Acuerdo Plaza”.
Este ha sido un tema común en la cobertura de los medios de
comunicación estatales de la guerra comercial: que Estados Unidos está tratando
de culpar a Beijing por asuntos fuera de su control.
Repitiendo la historia
Por supuesto, 2019 no es 1985, y China no es Japón. Beijing es
mucho más fuerte, tanto económica como políticamente, que Tokio en la década de
1980, y Japón dependía de Estados Unidos para su seguridad nacional y estaba
menos dispuesto a arriesgarse a la ira de Washington.
“Japón fue un blanco fácil para los ataques estadounidenses.
Después de la segunda guerra mundial, había dependido política y económicamente
de Estados Unidos, lo que resultó en un poder de negociación limitado para
contrarrestarlo”, escribieron esta semana los analistas Alicia Garcia-Herrero y
Kohei Iwahara. “China está en una mejor posición para resistir la presión de
Estados Unidos”.
El riesgo en este caso no es que fallen en aprender de la
historia, sino que ambas partes puedan tomar las lecciones equivocadas.
Trump y Lighthizer, tras haber ganado experiencia en las batallas
contra Tokio, podrían asumir que una política igualmente agresiva hará que
Beijing ceda a sus demandas. Los negociadores chinos ya han visto de lo que
sucede cuando uno se opone a Trump, y las negociaciones comerciales colapsaron
este mes después de que, según informes, China intentó alterar el acuerdo en el
último minuto.
El fracaso de esas conversaciones condujo a una escalada inmediata
en las tensiones, con nuevos aranceles impuestos por ambas partes. Esto podría
atribuirse a los cambios tardíos de Beijing, pero igualmente a la falta de
voluntad de Washington para negociar.
Al mismo tiempo, la interpretación de China de lo sucedido en 1980
también podría llevarlo a cometer errores.
El portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Lu Kang, ha
dicho que cualquier “acuerdo benéfico para ambas partes debe basarse en el
respeto mutuo, la igualdad y los resultados ganar-ganar para todos”. Pero como
muchos observadores han notado, lo que los líderes de China consideran que
“ganar-ganar” a menudo significa una victoria en sus términos, y el deseo de
evitar repetir los errores de Japón podría resultar en que Beijing se niegue a
sufrir una pérdida menor que en última instancia podría conducir a un mejor
acuerdo general.
Japón está celebrando el comienzo de la era Reiwa, bajo el mandato
de un nuevo emperador, un momento para hacer borrón y cuenta nueva y comenzar
de nuevo. Los negociadores comerciales de Estados Unidos y China podrían tener
mejores resultados copiando esa lección que los de la década de 1980.
fuente original: https://expansion.mx/economia/2019/06/18/eu-ya-le-gano-a-japon-en-una-guerra-comercial
fuente original: https://expansion.mx/economia/2019/06/18/eu-ya-le-gano-a-japon-en-una-guerra-comercial
No hay comentarios:
Publicar un comentario